En incertidumbre reconocimiento de las Cadenas Nacionales del Maíz y de la Soya

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  • Ante la falta de aprobación jurídica y la firma de las resoluciones que formalizan las Cadenas Nacionales del Maíz y de la Soya, la implementación de estos proyectos ya tiene 8 meses de retrasos, poniendo en riesgo inversiones del Fondo Nacional de Cereales (FNC) y del Fondo Nacional de la Soya (FNS).

24 de septiembre de 2024. Si bien, la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales, Leguminosas y Soya (Fenalce) radicó ante el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR) el trámite de reconocimiento de las Cadenas Nacionales del Maíz y de la Soya conforme a lo establecido por Ley, la aprobación jurídica y la firma de resoluciones aún continúan en modo espera.

 

Ante esta situación, Fenalce invita a esta entidad del orden nacional a agilizar este trámite que avala la formalización de las cadenas y a continuar trabajando en sinergia en pro de la competitividad y sostenibilidad de los productores de maíz y soya del país ya organizados.

 

Este proceso liderado por Fenalce, que inició en 2023 con la estructuración y conformación de las organizaciones de la Cadena Nacional, incluyó actores de cuatro departamentos:  Meta, Tolima, Córdoba y Valle del Cauca, los cuales representan el 56% de la producción nacional del maíz. Así como del Meta, que concentra el 90% de la producción nacional de Soya.

 

Sin embargo, la incertidumbre sobre el reconocimiento de estos órganos de coordinación de las políticas del sector ha generado 8 meses de retrasos en su implementación, poniendo en riesgo inversiones del Fondo Nacional de Cereales (FNC) y del Fondo Nacional de la Soya (FNS). Además, ha ocasionado desconfianza e inquietud en las regiones sobre la formalidad y funcionamiento de las organizaciones de cadena.

 

La operación de las cadenas trae consigo beneficios para todos los actores de los eslabones económicos:  casas de insumos, productores (individuales y asociados), comercializadores, transformadores (industria de alimentos balanceados para animales e industria de alimentos procesados para consumo humano) y las entidades de apoyo a estos de manera trasversal (públicas, privadas y academia).

 

La interacción de estos actores en este ecosistema permite la generación de estrategias y negocios entre miembros del mismo eslabón, así como mejorar la interacción entre los diferentes eslabones. En ese sentido, es posible tejer alianzas entre empresas de insumos, que permitan desarrollar estrategias de transferencia tecnológica a cultivos, así como alianzas entre productores, para hacer compras masivas de insumos y conseguir reducciones de precio o mejores acuerdos de pago.

 

Por otra parte, se conciben alianzas entre comercializadores que faciliten la información sobre disponibilidad y calidades de las cosechas almacenadas; o entre empresas transformadoras para implementar estrategias de diversificación de proveedores y contratos de cosecha con esquemas estandarizados.

 

Estas cadenas, diseñadas según el decreto 1071 de 2015 y la resolución 084 de 2024 del MADR, también permiten la coordinación de los gobiernos regionales y el gobierno nacional entorno a potenciar y regular las diferentes iniciativas que se consoliden en el funcionamiento de estas organizaciones.

 

La cadena del maíz fue conformada por 1.434 actores miembros:  47 casas de insumos (140.138 hectáreas atendidas), 22 asociaciones (que agrupan a 853 productores), 407 productores individuales (572.885 toneladas producidas entre ambos grupos) y Fenalce, como gremio nacional, 59 comercializadoras (218.002 toneladas compradas), 23 industrias de consumo animal y 28 industrias de consumo humano (354.289 toneladas transformadas), y 16 entidades de apoyo.

 

Por otra parte, la cadena nacional de la soya cuenta con 119 actores miembros, divididos en 16 empresas de insumos (35.100 hectáreas atendidas), 1 asociación y 74 productores individuales (57.395 toneladas producidas), 19 empresas comercializadoras y transformadoras (105.789 toneladas compradas y transformadas), y 9 entidades de apoyo.

 

Pese a estos avances, los productores y demás actores organizados han detenido la construcción de los reglamentos locales, y la delegación de secretarios técnicos departamentales por parte de las respectivas gobernaciones, entre otras medidas relevantes para su puesta en marcha durante la vigencia, debido a la incertidumbre generada por las demoras en la expedición de las resoluciones.

 

Durante 2024, si bien los Fondos de Cereales y Soya han avanzado en labores de alistamiento de bases de datos y herramientas de conocimiento de las cadenas, la implementación de sus proyectos no es posible hasta la formalización de las mismas.

 

Tanto la Cadena Nacional del Maíz como la Cadena Nacional de la Soya contarán con un Consejo Nacional y Comités Departamentales, desde los que se consolidarán acciones y presupuestos públicos y privados (incluyendo los parafiscales), que faciliten condiciones sólidas para el impulso y protección de estos cultivos nacionales


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