“Felices los cuatro”: de canción de Maluma a metáfora del alto costo de vivir en Medellín
El aumento de la población en los últimos años en Medellín ha llevado a que la vivienda se convierta en un bien de lujo, sin importar el lugar donde se encuentre. Esto ocurre porque la ciudad carece de espacios para expandirse, más allá de las laderas o la destrucción del patrimonio para la construcción de edificios. A inicios del año 2002, en el Concejo de la ciudad ya se hablaba de un déficit habitacional del 13.5%, el cual estaba relacionado con las invasiones y el crecimiento acelerado de las laderas de Medellín. Para el 2023, este déficit ha aumentado a un 22.7%, y se espera que para el 2025 sobrepase el 30%.
En el mismo 2023, se registró la tasa más alta de incremento en los arriendos, llegando a superar el 9.20%. Esto ha provocado que el canon de arrendamiento aumente en algunos barrios hasta un 200% de su valor habitual, haciendo que tanto propietarios como arrendatarios enfrenten la imposibilidad de habitar en los lugares donde normalmente han vivido.
Aunque se señala que la migración digital ha influido en el aumento de los precios de los arriendos, también se identifica que los lugares céntricos y más apetecidos de Medellín han sido destinados por sus propietarios a los llamados nómadas digitales. Sin embargo, estos no son los principales responsables de la problemática. Son los especuladores del mercado inmobiliario quienes permiten estos aumentos desmedidos, favoreciendo a los extranjeros, para quienes vivir en Medellín resulta más accesible que en sus países de origen.
El director de Camacol Antioquia, Eduardo Loaiza, aclara que los incrementos en el precio de la vivienda en Medellín obedecen a que “Antioquia tiene un suelo más escaso y complicado topográficamente que otras ciudades capitales (…) donde el suelo es plano y está disponible”. Además, señala que la construcción en mayores alturas o profundidades ha implicado un aumento no solo en el costo de los materiales, sino también en el valor de venta y reventa de viviendas o apartamentos, lo que ha provocado un incremento constante y acelerado en los precios.
El auge de Medellín como destino viral en redes sociales ha contribuido a que sea percibida como un lugar de vivienda económica para extranjeros. Según DW Latinoamérica:
“Vivir en Estados Unidos o Europa es una imposibilidad para sus propios habitantes; por ello, Medellín es el lugar más viable para radicarse y hacer coworking de manera estable, cómoda, accesible, rentable y segura”.
Esto ha generado que personas con empleos remotos busquen viviendas en barrios de estratos medios y altos, restringiendo el acceso a estos lugares a quienes tienen mayor capacidad adquisitiva o a más foráneos.
Además, los retrasos en la entrega de viviendas nuevas y el incremento en los costos de los créditos para constructoras han creado una bola de nieve que sigue creciendo sin un final cercano. Por si fuera poco, a la crisis habitacional se suman los combos delincuenciales, quienes venden terrenos del municipio bajo el pretexto de ser invasiones, asesorados por abogados sin escrúpulos que facilitan la apropiación ilegal de espacios públicos de la ciudad.
Es por toda esta afluencia de problemáticas que deberíamos considerar a Maluma como un filósofo apocalíptico, quien nos advirtió que solo cuatro personas mayores con trabajo “estable” pueden vivir dignamente en la ciudad de la eterna primavera.
Por: Santiago Rey David Echavarría