Julián Bedoya: sus estudios falsos, como los del Metro de Bogotá
Por: Redacción Lado B.
Los carteles de los títulos falsos, sean académicos o de otro tipo, no son noticia nueva. Durante décadas se ha visto cómo funcionarios de todos los órdenes del Estado han sido señalados de falsificar sus credenciales para lograr un cargo o un contrato de obras públicas.
El más reciente caso es el del congresista liberal Julián Bedoya, a quien le fue anulado su título de abogado al comprobarse irregularidades en la obtención del mismo. El escándalo político empezó a mediados de abril cuando el Consejo de la Facultad de Derecho de la Universidad de Medellín reveló que Bedoya había incumplido con los trámites de su matrícula y que sus exámenes de suficiencia, especiales y preparatorios fueron anulados, pues se evidenció que en estos no participó Bedoya o que fueron extraña y afanosamente aprobados. Bedoya, según lo revelado por un grupo de veedores ciudadanos, es uno de los congresistas con más faltas en ese recinto legislativo. Él, había obtenido un título profesional sin acreditar legítimamente sus estudios. La ley se aplicó y ahora Bedoya cursa un proceso en la Procuraduría que podría incluso llevarlo a perder su curul. Paralelo a esto, el Partido Liberal le abrió investigación disciplinaria que podría terminar con su expulsión de esa colectividad.
Lo lógico y lo apegado a la ley es que el quebrantamiento de ésta conlleve sanciones como las que se han aplicado contra Bedoya, sin embargo, existe un caso similar y de mucha mayor trascendencia pública que está pasando de agache: el caso del metro elevado de Bogotá. Sin los estudios suficientes se ha dado luz verde para el inicio de sus obras, es más, el metro elevado no tiene ni los estudios de primera fase, solo los de prefactibilidad, contrario al proyecto de metro subterráneo que sí los tiene y llegaron hasta los de fase dos, la fase previa a los de ingeniería de detalle, o sea, los estudios finales.
Se ha denunciado además que en ese proyecto participarán dos empresas chinas que tiene antecedentes de corrupción y que han sido sancionados por estos hechos. El GEA también tendrá participación en él, con el cuestionado empresario William Vélez y sus empresas constructoras, socias a su vez de estas empresas chinas. Vélez es acusado por paramilitares de estar relacionado y de auspiciar estos grupos, así como de fungir como testaferro de Álvaro Uribe Vélez.
Frente a todas estas denuncias, sustentadas en documentación técnica y avaladas por organismos como la Contraloría, son escasas o imperceptibles las acciones que se han tomado, pues el proyecto continúa a toda marcha y es visible el afán de los gobiernos distrital y nacional por llevarlo a cabo.
¿Por qué la ley no aplica igual para casos como el de Bedoya y el metro elevado, si ambos comparten el hecho de no tener estudios? Es claro: En el caso de Bedoya no median los titánicos interés económicos, como los existentes, por billones, en el metro elevado. Al menos eso es lo que concluye la sana lógica.