Por: Redacción Lado B.
Ya comienzan a sonar los nombres de los posibles aspirantes al Congreso de la República por el Pacto Histórico. El Congreso es clave en el cambio que queremos para el país, sin este las buenas intenciones del presidente quedan desvanecidas y por eso es indispensable que el Pacto Histórico sea mayoría tanto en Cámara como en Senado.
Nombres como Gustavo Bolívar, María José Pizarro, Inti Asprilla, Gilberto Tobón Sanín, son solo algunas valiosas figuras políticas que sin duda contribuirían enormemente con el noble propósito de abrirle al país las puertas hacia un mejor horizonte para sus nuevas generaciones. Dentro de ese valioso grupo hace falta un hombre que ha luchado con valor , tesón y honestidad por las causas sociales y por difundir la verdad, pese a la feroz persecución que el Establecimiento le ha montado: Hollman Morris.
Desde niño, a Hollman lo seducían los libros, la buena oratoria de su padre y los programas de reportajes como “Enviado Especial”, del periodista y escritor Germán Castro Caicedo. Prestó servicio militar en el batallón Guardia Presidencial. En su primer día como soldado vivió un hecho que de algún modo marcó su vida profesional: el asesinato de Luis Carlos Galán, quien era el seguro presidente de Colombia. Morris se identificaba con las ideas del líder liberal y su desaparición violenta le afirmó que lo que él quería era difundir la verdad y luchar por las causas sociales. Ingresó entonces a estudiar comunicación social y periodismo al tiempo que trabajaba en Radio Santa Fe y en el recordado Noticiero Criptón. Luego pasó al noticiero AM-PM, en ese lapso escribió el libro “Operación Ballena Azul“, basado en los acontecimientos del robo de armas del Cantón Norte por parte del M-19. Después trabajó en el Noticiero Nacional y cubrió la sección paz. Posteriormente laboró en RCN y más tarde en El Espectador, cuando se daban las negociaciones en San Vicente del Caguán entre las Farc y el Gobierno del entonces presidente Pastrana.
Por sus reportajes sobre el proceso de paz, a finales de la década del 90, Hollman Morris fue objeto de amenazas por parte del jefe paramilitar Carlos Castaño. Consiguió ayuda de la ONG Amnistía Internacional y se fue a vivir a España cerca de un año. Regresó al país y poco tiempo después creó el programa de televisión “Contravía“, en el que presentó crónicas, reportajes, entrevistas y debates sobre temas de derechos humanos. Este trabajo lo llevó a recibir nuevas amenazas, ya que denunció crímenes cometidos por guerrillas, paramilitares y la fuerza pública. Fue este uno de los periodos más difíciles de su vida, pues todo el poder del Estado se dirigió en su contra: Montajes, seguimientos, amenazas, calumnias, etc.; todo orquestado por el aparato de inteligencia estatal (DAS, Ejército, Fiscalía, entre otros) dirigido por el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Hollman y su familia han sido reconocidos por la Justicia colombiana como víctimas de las tristemente célebres “chuzaDAS”.
A lo largo de su carrera ha sido galardonado con diferentes reconocimientos: En 2004, 2010 y 2012 recibió el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar; en 2004 y 2011 el Premio India Catalina a Mejor programa periodístico y/o de opinión por el programa Contravía, y en 2007 el premio Human Rights Annual Defender de Human Rights Watch. Hollman Morris es, sin espacio a la duda, uno de los mejores periodistas del país.
Por exigencia de la Corte Suprema de Justicia, el propio expresidente Uribe le pidió perdón público por la persecución, calumnias y la estigmatización que le había ejercido.
En 2009 ganó la beca Ocheberg del Dart Center for Journalism and Trauma; en 2010, la Beca Nieman para el periodismo, de la Universidad de Harvard. Después se mudó a Washington, tras hacerse acreedor a la beca Reagan – Fascell, con la que hizo una investigación sobre la libertad de expresión. Dos años después, cuando el alcalde de Bogotá era Gustavo Petro, Morris fue nombrado gerente del Canal Capital, cargo que ocupó hasta el 2014. Canal Capital llegó a ser, bajo la dirección de Morris y el lema “Televisión más humana”, uno de los canales más vistos del país debido a que la parrilla de programación hacía énfasis en visibilizar las luchas sociales, en mostrar la voz de los oprimidos, en la cultura de los pueblos de Colombia, la crítica sustentada y en las denuncias periodísticas de alta calidad. En 2011 lanzó el documental “Impunity“, que plantea críticas a la impunidad generada en el proceso de desmovilización de paramilitares en Colombia a través de la Ley de Justicia y Paz promovida por el expresidente Álvaro Uribe.
En 2015, Hollman fue elegido con 25.000 votos como el único concejal del movimiento Progresistas, y en 2019 oficializó su candidatura a la alcaldía de Bogotá. Es allí cuando ocurre otro de los peores momentos de su vida, ya que su nombre fue objeto de todo tipo de graves acusaciones y señalamientos que hasta ahora no se han podido demostrar en los estrados judiciales pese al tiempo trascurrido. Los tiempos de ley se han cumplido y aún no se conoce un fallo final, pero lo que sí es claro es que los sectores que lo atacaron con furia y que lo condenaron sin mediar decisión judicial, hoy malgobiernan la capital gracias a que sacaron del juego a una ficha vital del progresismo como Hollman Morris. Los mismos intereses de siempre, aunque lacados como alternativos. Pese a ello, casi medio millón de bogotano(a)s le brindaron su apoyo en las urnas.
El tiempo ha demostrado cómo las denuncias que hacía desde su curul en el concejo sobre corrupción en proyectos como el Metro elevado y el POT, eran reales. Hollman advirtió que la ciudad estaba condenada a más peñalosismo y efectivamente eso es lo que está sucediendo. Buena parte de la ciudadanía bogotana y nacional están despertando del engaño de esos sectores poderosos y empiezan a aclamar a Hollman como Senador de la República; la pregunta es: ¿Atenderá Hollman ese llamado? Esperemos que por el bien del país, diga que sí.