Doblegar a una potencia económica como China no es sencillo. Las sanciones que la alianza occidental liderada por Estados Unidos ha puesto en marcha persiguen evitar que este país asiático de proporciones continentales sea capaz de fabricar semiconductores de vanguardia. Y la estrategia a priori más eficaz para lograrlo pasa por impedir que pueda hacerse con los equipos de litografía más sofisticados que producen la neerlandesa ASML y la japonesa Tokyo Electron, entre otras compañías.
Durante los últimos meses la Administración de Joe Biden ha incrementado la presión que está ejerciendo sobre Países Bajos, Japón y Corea del Sur para conseguir que cierren filas en torno a Estados Unidos y eviten la llegada a China de sus máquinas de litografía más avanzadas. Estos equipos no pueden conseguirse en mercados paralelos no solo por su alto coste y grandes dimensiones; también debido a que su puesta en marcha requiere el esfuerzo conjunto del fabricante de la máquina de litografía y la empresa que la va a utilizar para fabricar chips.
No obstante, las tensiones que están modelando el comportamiento de la industria de los semiconductores actualmente no se propagan en un único sentido. Los Gobiernos de Estados Unidos, Países Bajos, Japón y Corea del Sur están soportando la presión de sus propias empresas. Para ellas perder a un cliente con la capacidad económica que tiene China no es una opción, de manera que sus demandas a sus respectivos Gobiernos han provocado que estos últimos se vean obligados a limitar el alcance de las sanciones a lo estrictamente necesario.
A pesar de las sanciones la industria de los chips china sigue creciendo
A finales del pasado mes de marzo Peter Wennink, el director general de ASML, viajó a China con un propósito: masajear al Gobierno de Xi Jinping para relajar la tensión que las sanciones han desencadenado entre su compañía y este último. El Ejecutivo de Países Bajos ha prohibido a ASML vender sus equipos de litografía de ultravioleta extremo (UVE) y ultravioleta profundo (UVP) a China. Estas son sus máquinas de fotolitografías más sofisticadas, pero no son en absoluto las únicas que fabrica esta empresa neerlandesa.
El 30% de los pedidos que ASML entregará en el futuro procede de clientes chinos
ASML también produce los equipos litográficos que se utilizan para fabricar los circuitos integrados que requieren la industria de la automoción y los fabricantes de dispositivos dotados de conexión a internet, como los teléfonos móviles, las tablets o los ordenadores personales. Estas máquinas no permiten producir chips de vanguardia, como, por ejemplo, los semiconductores de 3 nm que ya están fabricando TSMC y Samsung gracias a los equipos UVE de ASML.
Sin embargo, sí sirven para poner a punto procesadores de propósito general básicos, las controladoras y los chips de comunicaciones, entre otros semiconductores, que requieren un abanico muy amplio de dispositivos. Wennink confirmó después de su viaje a China que el 30% de los pedidos que ASML entregará en el futuro procede de clientes chinos. Esta demanda está libre de las sanciones impuestas por la alianza dirigida por EEUU debido a que estos clientes quieren comprar máquinas de litografía maduras, y no equipos UVE y UVP, que, como hemos recordado unas líneas más arriba, son los que ASML no puede vender a China.
Lo sorprendente es que la industria de los semiconductores china continúa creciendo a buen ritmo a pesar de la agresiva coyuntura que se cierne sobre ella. De hecho, en noviembre de 2022 ASML confirmó que el 18% de los 38.000 millones de euros que había vendido en ese momento están asociados a clientes chinos. En la práctica esto significa que buena parte de los equipos de litografía que tiene que entregar durante los próximos dos años irá a parar a las plantas de semiconductores de las empresas chinas, como SMIC o Hua Hong Semiconductor.
ASML tiene un rol protagonista en la industria de los semiconductores debido a que es la única compañía que fabrica equipos UVE, pero no es en absoluto la única empresa que depende en gran medida de los clientes chinos. Otras firmas, como, por ejemplo, la estadounidense Lam Research, que también desarrolla equipos y tecnologías de litografía, difícilmente podrán encarar un futuro próspero sin China. El Gobierno de Xi Jinping sabe que las grandes empresas extranjeras de la industria de los semiconductores dependen en gran medida de sus propias compañías, y esto lo ha colocado en una posición de fortaleza que con toda seguridad le ayudará a sobrellevar mejor las sanciones de Occidente.