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Cocina tradicional y partería, un vínculo sagrado en honor a la vida

Foto: Cortesía

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Santiago de Cali, 18 de agosto de 2024 – “Contaba mi abuela que la única manera de espantar a la ‘Tunda’ y evitar que ‘entundara’ o que se llevara a un niño que había sido desobediente, era dándole maíz para que ella (la Tunda) le pudiera llevar alimento a sus hijos y se fuera. A mí una vez ese espanto me ‘entundó’ y mis padres me salvaron con rezos y con maíz”, contó la maestra Carmen Rosa Venté Arrechea, a quien se le erizó la piel mientras recordaba su época de niñez en Timbiquí, Cauca, de donde es oriunda.

 

Pero es que el maíz en los pueblos tradicionales del Pacífico no solo sirve para espantar a los malos espíritus y para alimentar a familias enteras cuando la escasez llega, sino que también está fuertemente ligado con la vida. “En los pueblos del Pacífico las cocinas tradicionales están fuertemente ligadas con la partería, con gestar la vida y fundamentalmente es porque nuestros alimentos, en especial el maíz, está lleno de nutrientes que ayudan a las mujeres cuando están en su proceso de gestación”, dijo la maestra Ofelia Zamora Ortiz, nacida y criada en El Charco, Nariño.

 

Toda la belleza de este vínculo sagrado, entre los alimentos y la vida, es contado de manera mágica por las sabedoras que comparten sus experiencias en el XXVIII Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez, que en el pabellón de Cocinas Vivas tiene programación nutrida con conversatorios, demostraciones de cocina en vivo y conciertos. “Mi mamá y mis abuelas me contaban que cuando la mujer estaba en gestación tenía un acompañamiento hermoso, no solo de su familia, sino de toda la comunidad, todos velaban por ese niño que venía en camino. Todos los días la comadrona llegaba antes de que la embarazada se levantara para tocarle la barriga, sentir la posición del bebé y lo enderezaba cuando era necesario.

 

 

En el Pacífico la comunidad y el conocimiento ancestral son de mucho valor y nuestra misión es no dejar perder esa tradición, porque salva vidas”, dijo Ofelia. Alimentar la vida En el Pacífico colombiano a las mujeres embarazadas les preparan diferentes platos a base de maíz, como el tradicional sango (sopa) con pescado, camarón o piangua. Además de envueltos, otaya (tortilla), cachín o panda. “Cuando la mujer daba a luz estaba fuerte, porque nuestra comida ancestral está llena de proteínas, además de que no contiene químicos, todo es muy natural. Los niños crecían hermosos, sin temblequera y muy inteligentes, porque la alimentación también influye en el desarrollo de los niños”, contó Carmen Rosa.

 

El cultivo de maíz está presente en todas las historias y cuentos que los portadores de tradición guardan en su memoria, como ese tesoro invaluable que reivindica todo el poder ancestral de los pueblos afrocolombianos y toda su riqueza cultural en el Festival Petronio Álvarez, el más grande expositor de la cultura afro en Latinoamérica. “Mis ancestros siempre cultivaron maíz. Recuerdo que mi papá me ponía toda la tarde a cuidar los cultivos para que los pájaros no se lo comieran y hacíamos un espantapájaros con cuerdas y palos. Allí mismo, en el campo, prendíamos un fogón para cocinar el maíz y mientras comíamos, nuestros padres nos contaban historias que alimentaban el alma.

 

En el momento de la cosecha todos íbamos a recogerlo y lo apilaban en un cuarto. Mi mamá lo pelaba, nosotros lo desgranábamos, lo poníamos a añejar y lo molíamos con piedra, para luego hacer esos deliciosos platillos que hoy tienen todo el poder de la tradición”, recordó la maestra Carmen Rosa. El llamado de los sabedores y sabedoras es a rescatar todas estas tradiciones, no solo con oralidad, sino también con inversión en los territorios. “Allá hay mucha tierra para cultivar, pero necesitamos más apoyo. El Pacífico es un paraíso lleno de riqueza y nuestro deber es salvaguardarlo, así como seguimos salvaguardando la vida”, finalizó Carmen. Comunicaciones Secretaría de Cultura


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