Actualmente Colombia está pasando por un momento realmente interesante ya que al país llegan debates que no se escuchaban en décadas pasadas. Tengo dos ejemplos que quisiera resaltar y que hoy en día mueven las redes sociales en torno a la disertación de estas temáticas. Uno es el feminismo, el cual sin duda está creciendo y que podemos ver en la coalición de mujeres feministas entre las que se destacan Francia Márquez y Ángela María Robledo, dos mujeres que se erigen y despiertan las pasiones y el apoyo del movimiento feminista en el país. El segundo es en torno al supuesto adoctrinamiento de FECODE en los colegios colombianos, el debate fue desencadenado después de que fuera publicado en twitter un taller de colegio sobre “los falsos positivos” el cual suscitó un debate que fue tendencia en redes sociales. Frente al taller algunos twitteros expresaron su apoyo y otros denunciaron sus contenidos y pidieron la renuncia de la profesora Sandra Ximena Caicedo. La profesora fue tachada de “adoctrinadora” e “izquierdista” por parte de los simpatizantes del expresidente Uribe. Los argumentos de las personas que la apoyaron expresaron que la historia de Colombia y el debate frente a estos abominables hechos debe ser parte de las discusiones que se tengan en el aula de clases, además expusieron que un hecho de esta magnitud no puede ser ignorado por los docentes cuando enseñan la historia de Colombia. Los detractores se opusieron rotundamente a que el nombre del presidente Uribe estuviera en el taller, no soportaron que lo relacionaran con una de las páginas más tristes de la historia del país.
Más allá de buscar entrar en detalles o profundizar en torno al supuesto adoctrinamiento de la educación por parte de FECODE y las distintas opiniones que suscitó el taller en redes, lo que esta pluma pretende desde este artículo es “celebrar” la llegada de los debates en torno a estructuras hegemónicas y doctrinas las cuales impulsan a las personas y la opinión pública a confrontar sus posiciones frente a los sucesos históricos que han marcado con vehemencia la historia del país y que influencian directamente la realidad social actual que se vive en Colombia.
Mi punto de vista se centra en la importancia de que estos debates sean llevados a cabo ya que alimenten la formación de criterio en la opinión pública. Con esto quiero decir; que tanto el debate liderado por “la queja” de seguidores Uribistas que acusan a FECODE del adoctrinamiento de jóvenes, por el hecho de enseñar en las aulas de clase la historia del holocausto de los falsos positivos, como el debate “feminista” en torno a la reflexión de estructuras hegemónicas ligadas a la construcción de roles y géneros que perpetúan dinámicas patriarcales en nuestras relaciones sociales, son dos debates y discusiones; que más allá de ser tendencia en twitter y hacernos topar con algunas discusiones alimentadas y cargadas por convicciones de corte fanático, son positivos como dije anteriormente, porque alimentan y forman la construcción de opinión y criterio en los colombianos.
La opinión anterior se basa en los siguientes argumentos; un país que sea divergente, donde se tengan diferentes puntos de vista, sin duda denota un ascenso en la participación e influencia de la opinión pública, la cual se está formando en torno a criterios políticos, sociales, económicos y culturales, que le están dando más poder a la ciudadanía y por supuesto a su vez más capacidad de influencia frente a las decisiones que se toman desde las altas esferas del poder. Es decir; una ciudadanía divergente, que contrasta puntos de vista y tiene la capacidad de expresar sus ideas y criterios frente a los debates que construyen el eco de la realidad social que se vive en el país, es siempre positiva.
Debo celebrar incluso mediante este artículo, el hecho de que los máximos activistas y representantes del Uribismo se opusieran a la reforma tributaria del gobierno de Duque. Muchos de estos representantes del movimiento Uribista se quejaron en redes sociales y elevaron su voz contra la reforma. De este gesto debe reconocerse la capacidad de contradecir o tener una posición divergente frente al Gobierno y la Presidencia de la República. Algunos dirán que es el Uribismo que intenta salvar a Colombia del mismo Uribismo, y que esto es solo una táctica más para intentar perpetuarse en el poder para el 2022. Seguramente estos argumentos tienen su sustento, más allá de eso es importante subrayar lo que he recalcado durante todo este artículo, la relevancia de fomentar este tipo de debates en la opinión pública.
Positivo también es darse cuenta que existen personas que más allá de sus fanatismos, convicciones, doctrinas o motivaciones, ya no se atreven más a defender lo indefendible de este gobierno. Por último nos queda la diáfana imagen, de que ni con la ayuda de los más grandes asesores en materia de comunicaciones este gobierno podría salirse del lodazal en el que él mismo y por intransigencia propia ha caído.
Samuel Kaputt