Crónica
La famosa canción ‘La Loma’ de la autoría de Samuel Antonio Martínez Muñoz, quien nació el sábado dos de septiembre de 1922, está entre las más interpretadas en toda la historia del Festival de la Leyenda Vallenata al lado de la puya ‘Pedazo de acordeón’ de Alejo Durán y el son ‘Mujer incomprensiva’ de Adaulfo Herrera. Además, los Reyes Vallenatos, Alfredo Gutiérrez, en dos ocasiones, y Álvaro López, ganaron interpretando esa obra musical. Samuelito le dedicó la mencionada canción a su hermano Ignacio, al que cariñosamente llamaba ‘Nachera’, quien se marchó de La Loma con destino al caserío de Tronconal, jurisdicción de Chimichagua.
Ante esa situación y sin saber nada de su paradero, buscó la fórmula precisa para que regresara, dándole la mayor importancia al amor familiar que se paseó por su pensamiento untado con destellos de recuerdos. “Samuelito no sabe en qué forma ha perdido a su hermano querido, que se venga pa’ cá pa’ La Loma, que con mucho gusto lo recibo”.
El recado cantado llegó a los oídos de ‘Nachera’, y regresó a abrazarse con su hermano, porque ante esa manifestación no podía echarlo al olvido, y debía estar como un soldado fiel, en caso de presentarse una batalla musical. Este episodio real sucedió a comienzos de la década del 60. La canción fue conocida en el año 1974 por el tres veces Rey Vallenato, Alfredo Gutiérrez, quien no dudó en grabarla. De esa manera, en tres minutos y 18 segundos el mundo vallenato supo la historia de los hermanos Samuel e Ignacio Martínez.
Seguidamente, esa obra musical la grabaron Jorge Oñate y los Hermanos López; Pedro García y Los Cañaguateros y hace 15 años Silvestre Dangond con Juancho de la Espriella, logrando que sus seguidores, principalmente jóvenes y niños, cantaran ese vallenato raizal. Un paseo bien bonito que hizo Samuelito. Las parrandas del juglar eran frecuentes en el corregimiento de La Loma y sus alrededores, donde todavía no había asomo de las minas de carbón, sino que se vivía de la agricultura y la ganadería. Era un pueblo donde todos se conocían y se llamaban por sus nombres. No había luz teniéndose que alumbrar con mechones y la plaza era el lugar donde pastaban las vacas y los caballos. También tenía como referente el famoso palo de higuito.
Años después, en ese entorno, un grupo de jóvenes, una mañana del mes de febrero del año 1990, se reunieron para organizar el Festival de Canciones Samuel Martínez, siendo su gestor el abogado, compositor, escritor y cantante Jorge Naín Ruiz Ditta. Cuando a Samuel Martínez se le comunicó que se haría un evento en su honor, anotó. “Ahora, al hijo de Francia Elena Ditta, y un grupo de muchachos quieren hacerme un festival. Ojalá sirva para que me ayuden y La Loma se conozca en todo el mundo”. Samuelito asistía sin falta a su homenaje anual, hasta que las fuerzas lo acompañaron.
El juglar partió de la vida el lunes 27 de septiembre de 2004, cuando contaba con 82 años, y se le hizo una despedida con todos los honores. Además, el Festival de Canciones Samuel Martínez, ha continuado su marcha triunfal invitando a todos a ese querido pueblo. Desde La Loma de Calenturas, Centro Carbonífero del Cesar, Samuel Antonio Martínez Muñoz, exaltó el folclor vallenato con muchos cantos, y le dijo al mundo que la mejor manera de afianzar la unión con los hermanos, era buscando abrazos de paz para que la felicidad ingresara al corazón a través de un conducto cargado con notas de acordeón.
Los hijos de Samuelito
En la familia de Samuelito sobresalen tres de sus hijos que han seguido al pie de la letra su legado musical. Samuel, el narrador de las historias de su padre; Fabio, quien es cantautor, y Jaime, acordeonero. Precisamente Samuel Martínez Castro, tomó la palabra recalcando lo siguiente. “En la canción ‘La Loma’, se dice que mi papá había ofendido a mi tío Ignacio. Eso no fue cierto porque se querían mucho. Solamente que él se fue a vivir a otra parte y demoró como cinco años para regresar”. Seguidamente añadió. “También se tiene alguna confusión en uno de los versos de la canción ‘La Loma’, y es el siguiente. “Este paseo tan bonito, te lo hice yo, Samuelito”. Hace algún tiempo se canta de otra manera. “Este paseo tan bonito, se lo hice yo a Samuelito. El primero es el verdadero”.
Los relatos entre los hermanos iban fluyendo y el turno le correspondió a Fabio Martínez Castro, quien acompañado de lágrimas recordó la canción que le hizo a su progenitor, titulada, ‘Mi padre y mis sentimientos’. Esta obra fue ganadora en el Festival de Canciones Samuel Martínez del año 1994.
“La canción es una deuda de gratitud por todo lo que él nos regaló, enseñándonos el amor por la música vallenata. Toda la vida se dedicó a tocar su acordeón, a cantar y a componer. Es de los juglares que nunca muere porque sus canciones se siguen escuchando y además tiene su propio festival”, expresó Fabio Martínez. Sin más palabras cantó un verso de su canción. “Cuando lo noto pensando, yo vivo llorando las penas por él, y aunque lo veamos cantando, vive amarguras, Martínez Samuel”.
Finalmente, Jaime Martínez Castro, dijo que le prometió a su papá seguir su camino, tocando esas canciones con su acordeón y así ha sucedido. Ahora, gracias al trabajo de la Fundación Samuel Martínez Muñoz, es el director de la Escuela que lleva el nombre de su padre, donde reciben clases más de 40 niños y jóvenes.
Las añoranzas de Samuelito
Al recordar su vida y obra se pone de presentes que Samuelito supo administrar con cuidado sus nostalgias, porque la ceguera en sus últimos años no le permitía ver las claridades del destino. Él se fue dejando su recuerdo, volando bajito y escuchándose aquel célebre canto donde cursó la más linda invitación a su pueblo amado, al que con gusto a todos se reciben. Al llamar a lista las añoranzas, aparecen las palabras de Diomedes Díaz, pronunciadas en la tarima ‘Pedro Nolasco Martínez’, la noche del domingo 18 de julio del año 2010. “Porque un hombre como Samuel Martínez, solamente lo pare La Loma”.
Crónica por: Juan Rincón Vanegas