Por: Alejandra Saavedra (@alejitaCanl).
Vine a escuchar sobre Edwin Palma Egea en esta campaña política. No había escuchado su nombre, quizá porque me sumergí en el mundo de las redes sociales hace unos dos años, un periodo de tiempo que podemos llamar reciente en cuanto a temas políticos se trata. Lo escuché en un space, me pareció un hombre inteligente y elocuente, me sorprendió su agilidad mental aunada a una potente y grave voz de locutor que hacían más firmes sus intervenciones. Lo busqué en la internet y vi que era un hombre joven barranqueño que no llegaba a los 40 años, pero que tenía un gran recorrido en el tema sindical, en las luchas por los derechos de las y los trabajadores del país. Había participado en paros y protestas, en asesorías a sindicatos y distintos sectores laborales, en debates y luchas en las calles o desde los salones de gremios productivos del país o desde las aulas de clase de diferentes campus universitarios. Eso me agradó bastante de él, pues tengo dos hijos y la mayor ya está por graduarse de fisioterapeuta y el desempleo que existe en la actualidad nos desespera y nos preocupa. Edwin batalla por generar fuentes de empleo de calidad, por quitar esas barreras que ponen las empresas públicas o privadas para darles empleo a los jóvenes recién egresados, por una transición energética responsable, porque los Derechos sean tangibles y no anhelos vedados para los pobres. Por eso le di mi voto, pese a que sabía que era muy difícil que saliera porque le habían dado el número 25 de la lista, una injusticia, en mi aparecer. Este líder tuvo que haber estado en los primeros puestos, trabajó sin límite y sin cansancio por llevar la mayor cantidad de votantes posibles al Pacto en elecciones a Congreso, se metió a pueblos y territorios apartados, lo vimos en esas actividades quienes seguimos atentos sus redes sociales.
Edwin, a pesar de su juventud, había sido presidente de la USO (Unión Sindical obrera) de Ecopetrol, profesor universitario de derecho laboral, conferencista, líder comunitario, abogado laborista, escritor, y un hijo y padre de familia responsable y amoroso. Edwin pinta para grandes cosas, para dirigir no solo un territorio sino todo un país, pues le cabe en la cabeza. Es trabajador, luchador, apasionado, persistente, noble.
Veo que Edwin Palma Egea sigue metiéndole el hombro duro a la causa popular representada en el Pacto Histórico, ahora por conseguir votos para que nuestro futuro presidente, Gustavo Petro, y nuestra futura vicepresidenta, Francia Márquez, arrasen en primera vuelta y no tengamos que ir a una segunda que se desarrollaría en terrenos movedizos y donde las posibilidades de fraude y de alianzas de sectores poderosos y oscuros se cuajarán para evitar el cambio que tanto anhelamos.
Recomiendo sinceramente seguir las acciones de este joven pero experto líder sindical y político. Sin duda, dará mucho de que hablar en un futuro cercano. Lo mínimo que merece es un puesto de relevancia en el gobierno progresista, desde donde pueda aportar en la transformación positiva de Colombia.
Adenda: Recomiendo también esta excelente columna: “Álvaro Uribe, 26 años destruyendo el trabajo decente“; y este libro “La huelga después de la Huelga“, dos textos de su autoría y lecturas obligadas para entender el escenario político-económico nacional.
