Por: Lucero Martínez Kasab. Psicóloga. Magíster en Filosofía.
¿Cómo habrá sido ese momento histórico en que un ser humano utilizó el, ¿por qué?, ante una maravilla? ¿Por qué el sol da paso a la noche llena de luces? ¿Por qué el agua tras las nubes plomizas? ¿Por qué la tranquilidad al lado de los otros? La capacidad de asombro y de contemplación propiciará el nacimiento de la filosofía, el amor al saber, la sabiduría, la que estará detrás de todas las preguntas y respuestas de la técnica, las artes y las ciencias.
El filósofo es un humano que reflexiona desde la fascinación por las cosas misteriosas. En esencia es un ser que siente, como lo dice el neuro científico portugués Antonio Damasio, pensamos con todo el cuerpo. El filósofo se conecta con las fuerzas invisibles de la naturaleza que atravesarán los límites del cuerpo hasta llegar a las neuronas que vuelven preguntas las percepciones sensitivas. Aunque, existen muchos tan identificados con el intelecto y una concepción pobre de los seres humanos que terminan por anular la emoción convirtiéndose en sujetos fríos, distantes, simples productores de ideas que no llegan a alumbrar la confusa realidad que los circunda y que ya no hacen honor a esa labor.
La filosofía, que nos viene desde el Antiguo Egipto a donde viajaban los filósofos griegos como Aristóteles para alimentar el conocimiento, se expandió por Europa con lujo de teorías que fueron creando grandes sistemas de reflexiones que hoy subyacen en infinidad de campos humanos. Pero, Europa, pensó que América Latina no tenía pensadores –los filósofos también se equivocan y Europa y Estados Unidos- que, no habían formas originales de pensamiento que pudieran extenderse a otras fronteras.
Hoy, América Latina, desde la Filosofía de la liberación le dice al mundo que, como va la política, la economía y la sociedad acabaremos en un suicidio colectivo por la sobre explotación de la naturaleza. Y, un hijo de Bolivia, en el corazón de América Latina, partícipe de la Filosofía de la liberación, nos ha demostrado que la concepción filosófica andino-amazónica sobre la vida superó con creces el soberbio pensar europeo y norteamericano. Tenía el propósito de seguir escribiendo cómo su cultura ancestral aymara podría ofrecernos claves para contrarrestar la catástrofe climática, pero, Juan José Bautista Segales se nos ha ido, ha fallecido.
Debieron pasar quinientos años desde el mal llamado Descubrimiento de América para que un filósofo proveniente de los pueblos ancestrales bolivianos, se paseara por prestigiosas universidades del mundo esparciendo el saber de una cultura que ha defendido la Naturaleza como el bien supremo para vivir. El círculo de la filosofía latinoamericana ha quedado brutalmente cercenado con este ataque del Destino porque, el doctor Bautista tenía aún juventud, conocimiento y pasión para dejar por escrito sus brillantes y sentidas reflexiones políticas al mundo que en parte quedaron en su ilustre libro, Qué es pensar desde América Latina.
Juan José Bautista Segales tuvo un origen humilde que siempre honró con una personalidad generosa, amable, dulce, inteligente lejos de la soberbia y los vicios del capitalismo que tanto combatió o, ¿qué otra subjetividad hubiera creado ese nombre lleno de tan buenos significados? El pasar del tiempo le fue encaneciendo el negro y coposo cabello lacio que, junto con su piel cobriza y su hablar de otras lenguas anunciaban su origen exótico como las cumbres nevadas de los Andes. Verlo con su noble imagen dando clases eruditas en torno a Hegel, Marx, sobre su admirado maestro Hinkelammert o su inspirador Dussel era un triunfo de la perseverancia, la crítica y la fe en sí mismo que América Latina tiene que alcanzar.
Su lucha fue contra el individualismo y la concepción egoísta del ser humano impulsada por la filosofía inglesa del siglo XVII que le conferiría esa voracidad al sistema capitalista a través de su más aberrante producto, el neo liberalismo, donde deja de ser público lo público, como el agua que ya es una mercancía más y la salud, la educación, la vivienda quedan desprotegidas del Estado, de manera que sólo quien tiene dinero puede vivir como es debido.
El doctor Bautista fue claro en su diagnóstico sobre el cambio climático, que es el fenómeno global donde la humanidad se está jugando la vida; cerrando los ojos, como lo hacían sus ancestros para sentir la verdad, expresaba: “el daño comenzó cuando el ser humano volvió objeto a la Naturaleza. Separándose de ella le quitó su carácter sagrado para volverla mercancía que se compra y que se vende”. “A más de cinco siglos de la imposición de otra visión de la vida en América Latina por los europeos, hoy podemos decir que los pueblos ancestrales con su concepción del hombre como ser comunitario unido a la Naturaleza tiene mucho que enseñarle al resto del mundo”. “La modernidad para construir el futuro deshecha el pasado, mientras que para nosotros el pasado es fundamental; hacia él miramos para que nos señale el futuro”. “El ser humano moderno al despreciar el campo y endiosar la ciudad dejó de ser místico y, al dejar de ser místico se fue alejando de las fuerzas cósmicas del universo donde todo está interconectado”.
Las nuevas generaciones de jóvenes filósofos y de otras profesiones que acudían a sus clases o leían sus libros, continuarán la labor de pasar de la razón a la meditación, como el doctor Juan José lo proponía, retomar las enseñanzas de este maestro latinoamericano que luchó por la liberación de los oprimidos, por el ejercicio de la política como un acto de amor obediencial hacia el pueblo. Lo recordaremos eternamente con su expresión preocupada durante las clases por no ser suficientemente claro, haciendo una dulce inflexión andina en su voz preguntaba de manera paternal, “¿se entiende, compañeros?”. luceromartinezkasab@hotmail.com