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La Ironía de Cali: Sede de la Cumbre de la Biodiversidad y Defensora de las Corridas de Toros

Foto: Cortesía

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Resulta al menos irónico que Cali, la ciudad que acogerá la Cumbre de la Biodiversidad, un espacio internacional para establecer agendas, compromisos y marcos de acción en relación con la conservación de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, y atender desafíos como la crisis climática, la pérdida de hábitats naturales y la sobreexplotación de recursos, sea también una ciudad que se resiste a dejar atrás la tradición de las corridas de toros. Este espectáculo, que algunos llaman tortura y otro arte, se celebra con música y licor mientras se mata a un animal inocente, víctima de una cultura que no respeta su vida, todo en nombre de conservar tradiciones vetustas que solo demuestran la poca sensibilidad y respeto del ser humano hacia los seres vivos y la naturaleza.

 

Al alcalde Alejandro Eder le decimos que celebramos las narrativas de paz y reconciliación que está buscando instaurar en Cali. Sin embargo, su apuesta política parece dirigida a contentar a todos. Busca satisfacer a los grupos sociales más conservadores prometiéndoles seguridad y, al mismo tiempo, se compromete con los grupos excluidos con programas sociales, bajo el lema de devolverle la dignidad a Cali, lo que como medio de comunicación sin duda valoramos mucho. Es más, este medio de comunicación abiertamente le ha mostrado su apoyo a Alejandro Eder.

 

No obstante, resulta contradictorio que en el mismo año en que la ciudad será escenario de la cumbre más grande del planeta dedicada a proteger la diversidad, la naturaleza y los animales, #COP16, Eder responda al triunfo de los animalistas y una gran parte de la sociedad colombiana que rechaza las corridas de toros, celebrando la ley que las prohíbe, con un mensaje ambiguo donde sostiene que las corridas seguirán por los próximos tres años mientras la ley entra en vigor.

 

Esta incoherencia es evidente: es imposible que una ciudad se erija como cumbre de la Biodiversidad mientras su alcalde, en el contexto de una ley antitaurina aprobada, apoya que continúen las corridas, seguramente presionado por ciertos grupos sociales que celebran la muerte agónica de un animal convertida en espectáculo.

 

Con mucho respecto le expresamos al alcalde Eder en esta editorial, que en este caso en concreto; nos parece que está instaurando una doble narrativa que eventualmente no le servirá a Cali, a la vez que deja perder símbolos muy valiosos como el respeto por la naturaleza y los animales en la ciudad. Peor aún sabiendo que se viene la COP 16 por la Biodiversidad.

 

Le solicitamos al alcalde Eder, que demuestre ser un líder comprometido con la protección de la naturaleza y los animales, sin sacrificar su programa de seguridad basado en políticas sociales. Creemos que estas ambigüedades, y especialmente la resistencia a acabar con las corridas, solo dejarán una pésima imagen de la ciudad ante el mundo.

 

Cali tiene hoy la oportunidad de ser un verdadero ejemplo de coherencia y compromiso con la biodiversidad y la protección animal. Esperamos que el alcalde Eder tome decisiones firmes que reflejen estos valores y que la ciudad se convierta en un referente internacional no solo por acoger la Cumbre de la Biodiversidad COP 16, sino también por liderar con el ejemplo en la protección de la vida y el respeto hacia todos los seres vivos.


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