“La luna sigue roja”, con esta performance llevamos los pasos de la cumbia, el legado de nuestros mayores, el sinónimo de alegría y liberación; de la máxima expresión de una vida que continúa a pesar de las adversidades, hasta la precariedad, por la falta de proyección, de formación, del sector cultural de la región; representando el estado actual de las manifestaciones folklóricas.
Hoy la cumbia se interpreta con dolor a través del Butoh a causa de la tristeza de una libertad que parece incompleta, hoy la cumbia está herida y Ricky Pinilla danza al son de la protesta pidiendo por la libertad de aquellos que ya la han perdido, que han perdido la libertad de ser y de vivir de su arte y de su expresión; porque vivimos en un pueblo que le invierte más a la guerra que a la cultura, que no ve desarrollo en su legado y que deja morir sus raíces.
Entendiendo que el camino a la paz empieza desde la rehabilitación colectiva a través de la reconciliación, la sanación y reconocimiento de la creación de violencia, desde lo verbal, lo estético y lo físico, “la cumbia está herida” es una pieza performática de danza butoh que dialoga, no sólo con la canción del maestro Pablito Flores, si no también con la realidad de las artes escénicas del caribe Colombiano, con teatros cerrados como el Amira de La Rosa en Barranquilla.
La falta de apoyo y fortalecimiento a las artes en la región y las instituciones educativas Esta performance nace como propuesta de reconstrucción a través de la visibilización del estado actual de las artes escénicas, sin apoyo, sin fortalecimiento, sin bolsa de apoyo financiero ni oportunidades. Tropicalizando el Butoh y comprometido por la paz, Ricky Pinilla presenta esta performance para reflexionar que el cambio empieza por la cultura.
Ricky Pinilla, Bailarín