Monedas de Colombia y México destacan por su fortaleza monetaria en Latinoamérica

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Foto: Infobae

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En un año marcado por la volatilidad de los mercados de divisas y la incertidumbre económica, el peso mexicano y el peso colombiano han emergido como verdaderos protagonistas en la arena financiera, consolidándose como las monedas más fuertes entre las principales economías de América Latina. Las recientes apreciaciones de estas monedas han capturado la atención de los expertos y han dado lugar a nuevas perspectivas sobre sus trayectorias y su impacto en las economías de México y Colombia.

 

De acuerdo con los datos de la agencia Bloomberg, al 14 de agosto de 2023, el peso mexicano se había revalorizado un impresionante 14%, cotizando a 16.999 pesos por dólar. Mientras tanto, su contraparte colombiana había experimentado un ascenso aún más notable, alcanzando un valor de 3.963 pesos por dólar y una apreciación del 17%. Estas cifras han consolidado a las monedas de México y Colombia en el primer y segundo lugar, respectivamente, en el índice de Bloomberg, que es ampliamente utilizado para evaluar el rendimiento de las monedas de países emergentes.

 

Sin embargo, como con cualquier fenómeno financiero, la situación no es tan simple como podría parecer. Los expertos han señalado que la fortaleza de estas monedas está impulsada por una combinación de factores internos y externos, que van desde la política fiscal hasta las tendencias globales en los mercados de divisas.

 

En el caso de México, el equilibrio fiscal se ha convertido en un pilar clave para la fortaleza del peso mexicano. A diferencia de otros países emergentes, la cuenta fiscal mexicana no se ha deteriorado significativamente durante la pandemia de COVID-19. El enfoque del presidente Andrés Manuel López Obrador en mantener la estabilidad fiscal ha contribuido a esta posición ventajosa. Además, el fenómeno de la “deslocalización cercana” ha abierto nuevas oportunidades para México, ya que muchas empresas trasladan aspectos externalizados de su producción a países vecinos, lo que fortalece las perspectivas de inversión y desarrollo económico.

Foto: Lado B

En el caso del peso colombiano, su apreciación se ha atribuido en parte a una recuperación tras una caída significativa durante el periodo previo. Aunque la moneda ha sido tradicionalmente sensible a las fluctuaciones del dólar estadounidense, recientes acontecimientos políticos y económicos han influido en su resurgimiento. La expectativa de reformas impulsadas por el presidente Gustavo Petro generó incertidumbre inicial, pero cuando estas reformas no avanzaron como se esperaba, el mercado comenzó a ver con mayor confianza a la moneda colombiana.

 

Es importante destacar que, si bien una moneda fuerte ofrece beneficios como la protección de los ahorros denominados en esa moneda y la capacidad de importar a un precio más económico, también puede tener efectos adversos. Las fluctuaciones en el valor del dólar pueden afectar las remesas enviadas por emigrantes, así como la competitividad de las exportaciones de materias primas. Además, la fortaleza de una moneda puede impactar en la inversión extranjera y en la cadena industrial de un país.

 

A medida que México y Colombia navegan por el escenario económico post-COVID, la convergencia hacia el éxito financiero se erige sobre una delicada ecuación entre la consolidación de sus monedas fortalecidas y la generación de incentivos estratégicos para fomentar la inversión y el desarrollo industrial. En un contexto mundial caracterizado por la intrincada interacción de variables económicas, estas naciones están tejiendo su relato monetario propio, desafiando paradigmas tradicionales y adaptándose con agilidad a las cambiantes dinámicas de la esfera global.


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