Preocupación sobre la lucha contra el VIH en Latinoamérica, ¿cómo enfrentar esta nueva incertidumbre?

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Foto: Cortesía

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  • La tensión política entre EE.UU en los últimos meses ha prendido las alarmas sobre el riesgo que implicaría el recorte de inversión de EE.UU. en la lucha contra el VIH en América Latina, ¿qué tan grave sería para la región? 
  • La Dra. Leda Pedelini Gassmann, directora de la Maestría en Epidemiología y Salud Pública de la Universidad Internacional de Valencia – VIU, perteneciente a Planeta Formación y Universidades, analiza este posible escenario de la lucha contra el VIH para la región. 

 

Colombia, abril de 2025 — La lucha contra el VIH en Latinoamérica podría enfrentar un desafío crítico. Aunque en la última década, las muertes relacionadas con el SIDA han disminuido significativamente, pasando de 42.000 en 2010 a 30.000 en 2023 en la región —según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS)—, aproximadamente el 12% de las personas que viven con VIH desconocen su condición, y un tercio de los diagnósticos se realizan en etapas avanzadas. 

 

Es un panorama preocupante, dado una reducción paulatina que se ha venido dando en la inversión. Entre 2022 y 2023 mermó un 5%, haciendo que todavía se esté lejos a los 29.300 millones de dólares que beneficiarían para poner un alto al sida como amenaza para la salud pública en 2025, según lo informa el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida. 

 

«Si EE.UU. recorta su inversión en la lucha contra la enfermedad, se afectarían los programas de prevención y tratamiento. Varios países en América Latina dependen de la inversión estadounidense, a través de programas de prevención y tratamiento como el PEPFAR (Plan Presidencial de Emergencia para la Lucha contra el SIDA)», advierte la Dra. Leda Pedelini Gassmann, directora de la Maestría en Epidemiología y Salud Pública de la Universidad Internacional de Valencia – VIU, perteneciente a Planeta Formación y Universidades, la red internacional de educación superior de Grupo Planeta. 

 

Consecuencias de una posible reducción de financiamiento 

 

Ante una reducción de inversión, la capacidad de gobiernos y organizaciones locales para enfrentar el VIH se vería seriamente limitada. Por un lado, se podría generar un impacto negativo en las poblaciones más vulnerables, afectando la distribución de medicamentos antirretrovirales y la continuidad de las pruebas de diagnóstico gratuitas en sectores con menos recursos. 

 

La disminución de financiamiento también comprometería el seguimiento médico de los pacientes, aumentando el riesgo de transmisión y complicaciones de salud. Además, la reducción del apoyo económico limitaría la capacidad de los programas comunitarios para brindar asesoramiento, apoyo psicológico y educación sobre la prevención del VIH.

 

Alternativas de financiamiento y cooperación regional 

 

Ante un panorama de desfinanciamiento, los países de la región podrían optar por modelos alternativos que les permitan garantizar la sostenibilidad de los programas. 

 

Uno de los caminos es construir fondos regionales que generen un mecanismo de financiamiento para que los países asuman la carga de los costos de prevención, tratamiento e investigación. 

 

Asimismo, se puede incentivar el intercambio de recursos y conocimientos entre los países de la región, de tal manera que se optimicen estrategias exitosas, se compartan y adapten soluciones exitosas y así reducir poco a poco la dependencia de agentes externos. 

 

También el sector privado podría desempeñar un papel importante en la financiación de programas de prevención y tratamiento. 

 

«Las grandes empresas pueden contribuir con programas de responsabilidad social patrocinando campañas de concienciación o la provisión de servicios de salud preventivos para los empleados y las comunidades cercanas», detalla la Dra. Leda Pedelini. «Las farmacéuticas, en concreto, pueden colaborar en la investigación y producción de medicamentos más accesibles y en la reducción de costos». 

 

Ejemplos de modelos exitosos en la región 

 

Brasil ha sido un caso destacable en este camino hacia lograr una autonomía financiera y sostenible para la lucha contra el VIH, según indica la experta. Aunque al principio recibió ayuda, sus alianzas estratégicas entre lo público y lo privado rindieron frutos. 

 

«El tratamiento antirretroviral se produce localmente, combinando recursos públicos y alianzas con la industria. Con su propia producción de medicamentos, ha logrado reducir los costos y ha asegurado la equidad en el acceso», explica la experta de VIU. 

 

La incertidumbre sobre el futuro del financiamiento para la lucha contra el VIH en América Latina exige respuestas urgentes y estrategias sostenibles. Entretanto, la cooperación regional, la inversión pública y privada, y la adaptación de modelos exitosos serán clave para evitar un retroceso en los avances logrados en las últimas décadas y preparar una medida de contingencia que, a la vez, puede convertirse en una nueva alternativa para alcanzar la autonomía en este campo.


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