¿Puede el reciclaje mitigar el riesgo de un colapso económico?

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El reciclaje, tradicionalmente subestimado, se perfila como pieza clave en la transición hacia una economía más resiliente y sostenible.

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Por Alejandro Realpe

 

El mundo hoy nos invita a reflexionar sobre las condiciones climáticas que enfrenta el planeta del ecosistema financiero. La incertidumbre es moneda de cambio ante las tempestades arancelarias que azotan de costa a costa al océano pacífico, apreciando en su vasto panorama, la batalla de impuestos que dividen sus aguas, especulando con los canales de distribución como si fueran en persona propia, la mismísima encarnación de la mano invisible, que en vez de dejar un bienestar general, deja una destilación de aceite denso y oscuro, que parece petróleo pero que no es petróleo, es una amalgama de desechos tóxicos, plásticos de un solo uso, muñecos llenos de plomo y una que otra llanta encallada en la mitad de una isla de plástico en todo el océano pacífico.

 

Esta mano que lejos de ser invisible se ha convertido en una gran mancha en el océano que pesa más de 80,000 toneladas y que mide tres veces lo que mide Francia, o sea más de 1.5M km². Tanta agitación de los mercados y tanta especulación nos lleva a pensar si esta mano dejó de ser invisible para ser realmente una mano negra.

 

Ahora la pregunta es: ¿Esta ‘mano negra’ nos puede llevar al colapso?

 

Es claro que las decisiones que toma el gobierno principal de este sistema capitalista, buscan los intereses egoístas y excluyentes, que a forma de aislamiento financiero, pretende alejar de nosotros ‘los mortales’ su nación ‘perfecta’, que no necesita de ningún apoyo externo, ni mano de obra de ningún extranjero. Plasmando un panorama desolador, que lejos de una humanidad cooperativa nos pueda llevar a los extremos proteccionistas de la acumulación, el nacionalismo en su máxima expresión, una lucha extrema de clases sociales por beneficios, al mejor estilo de los juegos del hambre con los Distritos y la disputa por vivir mejor.

 

Con todo este panorama nace la discusión que motiva escribir éste texto sobre sí el reciclaje puede mitigar el riesgo de un colapso económico. Discusión que surge desde la genuina curiosidad por indagar entre corrientes antropológicas que han movido al humano en su evolución hacia una estabilidad financiera. Desde que se usaba el trueque como dinámica comercial principal, pasando por la sal como moneda de cambio, los títulos valores, el papel moneda, hasta convertirnos en un sistema económico enfocado netamente en la acumulación de capital, clásico y lineal, donde su foco principal es extraer, producir, consumir y desechar.

 

Hoy, el planeta está agotado de este modelo lineal. Extraemos demasiado, estamos produciendo más de lo que necesitamos y desechamos como si no hubiera un mañana. Puede el colapso no solo llegar por el cambio climático, sino también por la pérdida de materias primas y la inflación de los recursos naturales, generando problemas ambientales mientras va debilitando la economía a largo plazo.

 

Dar la discusión es fundamental para cuestionar las estructuras económicas que nos sostienen como sociedad y desarrollar nuevas herramientas que nos acerquen a dinámicas económicas con recursos reutilizables, es estrictamente necesario.

 

El reciclaje como recurso es una perspectiva que poco se aprecia, este material que es usualmente desechado y poco apreciado, es un valor de uso y de intercambio que puede ser equivalente a un costo monetario real mientras solucionamos el voluminoso caos que generan los desechos en la ciudad. Esto podría ser una fiel interpretación de lo que se conoce como la economía circular, elementos eficientes que nos llevan a una sostenibilidad continua con valor agregado en la trazabilidad.

 

Bien dice Charles King en su libro de “Los nuevos Profesionales”, donde ve a la tecnología como el método de comunicación más efectivo y en su más pura esencia, “el network hoy, es el método de distribución más poderoso y el modelo de empresa más atractivo en la nueva economía”. Por tanto si vemos un despliegue en red en la gestión del recurso, nos puede acercar a lograr una trazabilidad efectiva. Con la asistencia de la tecnología blockchain se garantiza un registro minucioso de estos recursos aprovechables, desde cómo ingresa a la red, como se distribuye en ella y como sale de la misma en forma física o en modo FIAT. La misma tecnología blockchain nos permite darle valor al reciclaje, hacer de un recurso aprovechable un activo digital, un token de valor, que crea un incentivo para que las personas quieran reciclar, al mismo tiempo que cuidan sus finanzas con su ahorro en reciclaje.

 

El hecho es que si perdemos la confianza en las decisiones de nuestros dirigentes debemos plantearnos otras perspectivas de participación, más que solamente apoyar los proyectos en campañas, para que cuando estén en las posiciones de poder, simplemente nos hagan a un lado y nos traicionen ante la confianza del voto. Debemos cuestionar un paradigma de distribución que nos condena y nos limita, nos limita al punto de volvernos inconsistentes para un sistema que se basa en producir y desechar, cuestionar nuestros excesos y nuestras costumbres, que muy lejanas de ser tradicionales, se arraigan en nuestros pueblos como quien se aferra a su presa, ávidos de lograr así sea un poco de sangre para poder sobrevivir.

 

Ahí es donde nos planteamos, ¿Quién toma las decisiones por nosotros que nos lleva a un colapso ambiental y financiero? Por tanto, la inminente solución es encontrar refugio en los elementos que nos brinda la naturaleza para superar las crisis, en este caso toda esa materia prima convertida en desperdicio se convierte en una oportunidad para enfrentar la inclemencia del clima y sus agitadas tormentas. El reciclaje como cripto-activo nos abre un portal de herramientas que nos permitiría crear un ecosistema digital a base de tokens ecológicos, midiendo la huella de eficiencia, los impactos logrados y su efectividad económica. Aunque suena utópico pensar en una sociedad económica a base de recursos reciclables, no podemos desperdiciar más, y menos esta oportunidad.

 

 

Alejandro Realpe, estudiante de innovación de la Universidad del Valle, gestor comunitario y cultural. Desarrolla un fiel interés por las describir, inventar y ser autodidacta de la vida. Un pensador contemporáneo.

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