Presidente Petro anuncia salario vital de 2 millones de pesos, incluido transporte, para 2026
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Bogotá, 29 de diciembre de 2025 – El Gobierno nacional cerró el año con un anuncio que reabre el debate sobre el modelo salarial en Colombia. En su alocución de fin de año, el presidente Gustavo Petro confirmó que el salario mínimo para 2026, denominado ahora salario vital, se fijará en dos millones de pesos incluyendo el auxilio de transporte. La decisión marca un cambio conceptual frente a la forma tradicional de calcular el ingreso mínimo y busca alinearlo con criterios de bienestar familiar y poder adquisitivo real.
Según explicó el mandatario, el incremento no se sustentó únicamente en inflación y productividad, sino en variables sociales que permiten medir de manera más precisa la capacidad del ingreso para cubrir necesidades básicas. Sin el auxilio de transporte, el salario vital familiar será de 1.746.882 pesos, lo que representa un crecimiento del 22,7 % frente al año en curso. En términos reales, descontando el impacto del aumento de precios, el Gobierno estima un crecimiento del 18,7 %.
Más allá de la cifra, el anuncio introduce formalmente el concepto de salario vital, una figura contemplada en la Constitución de 1991 pero que, según el Ejecutivo, no había sido aplicada en más de tres décadas. El enfoque parte de reconocer que el ingreso mínimo no puede pensarse de manera individual, sino como un soporte para los hogares, donde confluyen responsabilidades familiares, educativas y sociales.
El presidente recordó que el artículo 53 de la Constitución establece principios como la remuneración mínima vital y móvil, la estabilidad laboral, la irrenunciabilidad de derechos y la favorabilidad hacia el trabajador. Bajo esta lógica, el salario deja de ser solo un indicador macroeconómico y se convierte en una herramienta para reducir brechas y fortalecer la cohesión social.
Este enfoque coincide con los lineamientos de la Organización Internacional del Trabajo, que define el salario vital como el ingreso necesario para garantizar un nivel de vida digno. Alimentación adecuada, vivienda, servicios públicos, salud, educación y transporte hacen parte de los componentes que se consideran al evaluar si un salario cumple realmente su función social.
Desde el Gobierno se plantea que el aumento tendrá efectos positivos en la economía, al estimular el consumo interno y fortalecer la demanda. Petro sostuvo que, pese a las críticas habituales frente a este tipo de decisiones, los indicadores actuales muestran una de las tasas de desempleo más bajas del siglo y una reducción sostenida de la pobreza. En ese sentido, confía en que el nuevo salario vital contribuya a profundizar esa tendencia durante 2026.
El mensaje también incluyó un llamado a evitar que el incremento salarial se traslade a los precios finales para los consumidores. A través de su cuenta en X, el presidente afirmó que el aumento de las ganancias empresariales debería venir de mayores ventas y productividad, no de un encarecimiento de bienes y servicios.
Con este anuncio, el Gobierno apuesta por reorientar la discusión salarial hacia un modelo que prioriza la dignidad y la capacidad real de los ingresos para sostener la vida cotidiana. El impacto final del salario vital se medirá en los próximos meses, tanto en el bolsillo de los trabajadores como en el comportamiento de la economía, pero el debate ya quedó instalado en el centro de la agenda pública.