Dávila asesinó el periodismo en Colombia

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El más reciente escándalo que involucra al presidente Gustavo Petro propiciado por una noticia sensacionalista de la periodista Vicky Dávila, nos ha llevado sin duda a vivir lo que en este artículo me gustaría llamar: “Un asesinato del periodismo en Colombia”.

Sabemos que el ejercicio periodístico de la Revista Semana está basado en el sensacionalismo, titulares llamativos, espectaculares, que llamen la atención y los cuales funcionan como ponerle una trampa a un ratón, para que este pinche el click y las reproducciones aumenten. Así funciona este monstruo mediático llamado Revista Semana. Lo que sí es difícil de medir es hasta qué punto la Revista Semana ya es el vehículo número uno de la oposición a este Gobierno.

El Gobierno del Cambio merece una oposición, por supuesto no es perfecto y en este mismo todavía hay tuercas de gobiernos pasados que han pasado agachados o simplemente son cuotas de los partidos que todos conocemos, puestas en estos lugares por su importante posición, capital social o económico, o como mermelada para sacar adelante las tan anheladas reformas.

El Gobierno puede tener críticos ácidos, todos debemos estar en la capacidad de criticarlo, así hagamos parte de él, es nuestro deber denunciar si reconocemos que se están cruzando líneas que no son negociables. Recordemos todo lo que ha costado que hoy Petro represente a: comunidades indígenas, afros, campesinos, jóvenes, estudiantes, profesores, trabajadores, académicos y hasta empresarios, y es que todos sabemos que una gran parte del pueblo colombiano se decantó por él para emancipar una historia de desigualdad, pobreza, marginación y terror, los que más la han sufrido son las clases menos favorecidas y los pueblos étnicos y ancestrales del país.

Esto para decir que la actitud del periodista, intelectual o cualquiera que sea quien apoya al presidente Petro no puede ser la de aplaudirle todo lo que hace. Merecemos un periodismo que confronte también los líderes del Cambio y eleve la crítica cuando se presenten situaciones irregulares.

Dicho esto, el nuevo escándalo que salió esta semana en la revista que dirige Vicky Dávila, sobre el dinero perdido de la casa de Laura Sarabia y desde donde se desprende una trama que involucra a Armando Benedetti como a otros policías cercanos a la ex jefe de gabinete, nos llama a reflexionar sobre la irresponsabilidad ética de la Revista Semana y de su directora al difundir una noticia de ese tamaño, la cual en primera instancia no fue contrastada con la persona involucrada, en este caso el presidente Petro, acusado por una fuente anónima de ser el propietario de 3.000 millones de pesos, los cuales eran supuestamente la suma que guardaba Laura Sarabia en su casa. Esta noticia terminó afectando considerablemente la reputación del máximo jefe de Estado.

Vicky Dávila menciona haber contrastado la fuente la cual asegura que el dinero no eran 150 millones, sino 3.000 millones de pesos, los cuales le pertenecían al máximo jefe de Estado. Además la fuente anónima aseguró que Laura Sarabia los guardaba en su casa. Vicky Dávila no se preocupó por hablar con el Presidente, no debe ser realmente importante para ella corroborar la información que acusa directamente a los máximos afectados. La periodista dice haber corroborado sus fuentes con otras, las cuales desconocemos totalmente, y en un intento por hacer una recapitulación juiciosa de su investigación se le olvida el daño tan grande que le puede hacer no a cualquier persona, en este caso se lo hace a la persona más importante del país, quien fue víctima de una acusación que proviene de uno de los medios más reconocidos de Colombia.

En un intento por crear un escándalo utilizó los micrófonos y amplificadores de la revista que dirige y sin siquiera hablar con el Presidente lanzó a las redes lo que no era más que la versión de una persona, desconocida, fuente anónima, o como ella dice “reservada”, la cual argumenta proteger porque la vida de esta corre peligro. Irónicamente por esas normas del periodismo la reserva de la fuente protege asimismo a la directora de la Revista Semana y la pone en una posición ideal para atacar al Presidente y acusarlo de ser el propietario de los 3.000 millones de pesos que supuestamente estaban en las maletas de Laura Sarabia.

No podemos decir que este escándalo es algo menor, por supuesto merece que el periodismo y la Fiscalía General de la Nación investiguen a fondo, primero de dónde provenía el dinero, segundo de qué cantidad se trata, y no menos importante, por qué se suicidó o asesinaron al Teniente Coronel Dávila.

Sin embargo, el simple hecho de poner a retumbar esa noticia escandalosa sobre los 3.000 millones que supuestamente le pertenecían al Presidente en todas las redes sociales, donde ya hay un Teniente Coronel víctima de un supuesto asesinato o suicidio, y consiguiendo la réplica de casi todos los medios nacionales ante su “chiva” escandalosa, resultó de un daño casi irreparable para el Gobierno y el presidente Petro.

Vicky Dávila asesinó el periodismo en Colombia, pues utilizó una fuente a la que le dio más legitimidad que a la voz del Presidente, a quien ni contactó, es decir que lo deslegitimó como fuente para contrastar sus informaciones. Asimismo, la directora de Revista Semana en su investigación hizo las sumas y restas a su manera, así prefirió lanzar el escándalo y poner a arder la reputación del presidente de Colombia en las redes sociales ante toda la opinión pública. El resultado, socavó la figura del presidente Petro a la cual la oposición intenta constantemente desprestigiar a como dé el lugar arguyendo epítetos que no quisiera repetirlos en este texto pero los cuales todos conocemos: guerrillero, asesino, ladrón, etc.

Vicky asesina el periodismo pues cruza una línea muy peligrosa, abriendo asimismo la oportunidad para que todo tipo de descalificaciones y noticias falsas puedan salir a la luz, los medios defenderán de ahora en adelante sus noticias falsas argumentando ser protegidas por fuentes anónimas o reservadas.

Lo de la periodista es de una irresponsabilidad enorme. Más allá de eso, vale la pena hacerse la pregunta, de si Vicky Dávila hace parte de un presunto complot y “Golpe Blando” que busca desestabilizar al Gobierno por medio de escándalos de todo tipo.

Lo que no entiendo como periodista o científico social, es cómo se le van las luces así a Vicky Dávila. Muchos sabemos que 3.000 millones de pesos es una suma irrisoria para lo que personas que están en estos ámbitos del poder pueden aspirar. Fue una noticia infantil, desproporcionada y en la que ella puso toda su artillería. Cómo un hombre tan recorrido como el presidente Petro se va envalentonar por 3.000 millones de pesos, eso no tiene sentido, 3.000 millones de pesos cuesta un apartamento en Rosales o una finca en Chía, o una casa de campo “mansión” en ciudad jardín en Cali. Si yo fuese presidente y quisiera hacer un negocio no sería tan ingenuo de guardar dinero en maletas, sabiendo que en la policía y las fuerzas militares se pueden presentar fácilmente situaciones con infiltrados de la oposición que esperan cualquier descuido para propiciar el tan anhelado golpe blando. Lo de los 3.000 millones de Petro tiene todos los elementos de una noticia falsa que no la cree casi nadie pero con la que ya han hecho mucho daño, justamente lo que buscaba la directora de Revista Semana.

 

Samuel Kaputt

Antropólogo y Periodista


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