Día mundial de la Filosofía

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A partir del 2005 la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas) destino el tercer jueves de noviembre, para celebrar el Día mundial de la Filosofía, el arte de filosofar y destacar su estudio en el mundo, fomentar  su valiosa importancia, como valor para el desarrollo del pensar humano en cada contexto cultural, social, personal, fomentando el pensamiento crítico, como germen para comprenderlo, practicando una conciencia real, el compromiso para vivir en paz, con un hombre pensante del conocimiento y del mundo.

La palabra griega philosofía, significa “Amor a la sabiduría”. La filosofía es el sentido del saber vivir, el conocer la naturaleza de la realidad, de la existencia, del comportamiento humano como ser social, con el actuar cotidiano, que identifica y mira el cambio necesario del mundo, y no seguir con el sentido actual de su poca importancia, pasándola desapercibida o como relleno curricular en la educación

No es solo aprender filosofía, sino a filosofar, para confrontar ideas, razones, opiniones con razonabilidad, es estimular el dia-logos cultural, construir una sociedad consciente, tolerante, noble para enfrentar, comprender las crisis, los engaños, los odios, la ignorancia patrocinada por la explotación, el consumismo, creando condiciones intelectuales para una real trasformación humana.

Filosofar, es un sentir más que un hacer, una excursión más que una información, una investigación más que una invención, es un intento por comprender, entender, un por qué y para qué, porque despierta emociones, sensaciones, encuentros.

¿Será, entonces, un dar respuestas?, ¿Una asignatura?, ¿será repetir teorías, biografías? no, es cuestionar lo que sentimos al despertar emociones, sensaciones, es un encuentro con lo humano que nos hace pensar, un interactuar con la otredad.

Para actuar filosofando, debemos elaborar un sistema que desarrolle un proceso de filosofar con reflexiones que cuestionen y respondan a la problemática de nuestra época, que fomente el verdadero camino de construcción y transformación.

Para tener la altura del saber filosofar, las razones deben fluir de forma natural, con un constante ejercicio que permita generar nuevos planteamientos que respondan a diversos aspectos de la vida social.

Las humanidades están alejándose constantemente al considerarlas de poca importancia porque el diario vivir lo domina la técnica, la imagen, las redes sociales, donde su propósito es la utilidad urgente que como mercado se vuelve indispensable. Sin darse cuenta que concentración y dispersión son contrarias. El abuso de estímulos ocasiona incapacidad de reflexión y análisis, no es estar en contrata del avance tecnológico, sino, buscar una pedagogía reflexiva más acorde y humana que apoye el desarrollo intelectual, mental.

Al agotar la concentración, disminuye nuestra inteligencia, es decir, que entre más reine la difusión, más impide nuestra atención, proceso que produce incapacidad de reflexión, de crítica, de dia-logos. Este es el contraste humano al que estamos sometidos en nuestra época.

 

Por: Juan Fernández Cerón.


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