IVÁN VELÁSQUEZ Y SU INGRESO A LOS INTOCABLES

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Por: LUCERO MARTÍNEZ KASAB. Magister en filosofía.

 

Por aquel entonces yo había dejado el hábito de leer las noticias en los periódicos, cual de todas más dolorosas y avergonzantes –así hemos estado durante décadas-, solo las miraba por encima y de vez en cuando veía que aparecía la fotografía de un rostro masculino delgado que me llamaba la atención por sus ojeras detrás de sus gafas y esa expresión un poco taciturna, pero que emanaba honestidad, decencia, pulcritud de espíritu.

Casi siempre atino a percibir a través de los rasgos de las personas cómo es su mundo interior, y el de él, me llamaba la atención por un aura de rectitud acompañada de un poco de angustia entonces, leí quién era: Iván Velásquez, un eminente abogado defensor de los derechos humanos de recio carácter que enfrentaba como Procurador de Antioquia al Cartel de Medellín. Luego, como Director de la Fiscalía de esa región investigó el paramilitarismo destapando sus cuentas contables ilegales y sus vínculos con el Estado. Fue magistrado auxiliar de la Corte Suprema de Justicia, siendo Coordinador de las pesquisas de la parapolítica logró meter a la cárcel a nadie más y a nadie menos que al presidente del Senado, Mario Escobar, primo del entonces presidente Álvaro Uribe.

Entonces, fue objeto él y su familia de espionaje y persecución por parte del DAS, órgano del Estado; trataron de desprestigiarlo con montajes infames que después el mismo gobierno tuvo que excusarse públicamente, pero, ahí no paró la persecución, tuvo que irse del país por amenazas contra su vida. Tiempo después fue nombrado por la ONU Comisionado Internacional contra la impunidad en Guatemala hasta poner contra las cuerdas a la élite corrupta de ese país que finalmente lo declaró persona no grata cuando estuvo a punto de meter preso al presidente Jimmy Chamorro. En el 2018 gana junto con la guatemalteca Thelma Aldana el premio honorífico Right Livelihood ¨por su trabajo innovador al denunciar los abusos de poder y enjuiciar la corrupción, reconstruyendo así la confianza de las personas en las instituciones públicas”, dijo el vocero de la organización.

Vuelvo a ver su rostro trigueño con un corto mechón de cabello suelto sobre su amplia frente de jurista ahora nombrado por el presidente electo Gustavo Petro como su ministro de Defensa y, no puedo evitar comparar a Petro con Eliot Ness – el agente federal protagonista de la película Los Intocables de Brian De Palma que fue sensación en 1987 al reunir a un grupo de hombres representados en los actores Kevin Costner, Robert De Niro, Sean Connery, Andy García para atrapar en Chicago al contrabandista de alcohol y asesino Al Capone por el sencillo delito de evasión de impuestos- escogiendo a Iván Velásquez como uno de los encargados de acabar con el delito en esta Colombia convertida en una película de héroes y bandidos.

Iván Velásquez viene de arenas peligrosas donde se ha jugado la vida decenas de veces. Reúne la formación, la experiencia, la ética y la personalidad toda para ser ministro de Defensa de un país como Colombia con un ejército tan poderoso como carcomido por la perversidad; él tiene la misión, la que ha decidido aceptar, de depurarlo.

Su férreo temperamento contra el delito terminó por fraguarlo cuando estuvo del 2014 al 2018 por encargo de la ONU al frente de la superfiscalía en Guatemala que se la estaban tragando los políticos, militares y empresarios corruptos. Para preservar su vida y las investigaciones se confinó en un bunker de cemento rodeado de alambres de púas del que, temerariamente, solo salía para cumplir con la misa de los domingos. Consiguió con sus investigaciones la condena de cárcel para el ex presidente Otto Pérez Molina, su ex vicepresidenta, ministros, diputados y empresarios que hacían parte del entramado delictivo. Cuando las líneas de investigación llegaron hasta donde el mismo presidente Jimmy Chamorro logrando encarcelar a su hijo por la evasión de facturas no declaradas, se acabó la felicidad de los guatemaltecos de ver pasar a los carros de la fiscalía por las calles infundiendo respeto y el mensaje de que los bandidos estaban siendo perseguidos porque, el presidente no le permitió a Iván Velásquez volver a entrar al país.

Y, como en la misma película de Los Intocables en el hampa colombiana cunde el pánico, pero a diferencia de aquella de Chicago de los años treinta del siglo XX esta es de cuello blanco integrada por ex presidentes, ex ministros, ex congresistas, altos empresarios, etc., que se pronuncian a través de todos los medios de comunicación con qué argumentos cínicos y descabellados; desmantelarla es más difícil porque la cubre el manto de la legalidad.

En Iván Velásquez veo a ese policía bueno e incorruptible de Jim Malone personificado inolvidablemente por Sean Connery cuyo asesinato a manos del sicario Frank Nitti duele tanto…, no le puede pasar lo mismo a Velásquez, es un hombre valioso y el gobierno de Gustavo Petro debe rodearlo con toda la seguridad necesaria para preservar su vida y, así, poco a poco el futuro de Colombia se vaya enderezando con el trabajo de esta legión de valientes.

luceromartinezkasab@hotmail.com 

 

 

 


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