LA ULTRADERECHA AVANZA EN EUROPA
Victoria arrolladora de Le Pen en Francia, la ultraderecha, primera fuerza política en Austria y segunda en Alemania, triunfo de Meloni en Italia, tres escaños para Se acabó la fiesta, el partido de Alvise. La ultraderecha avanza y la UE se tambalea como proyecto político, pues en su parlamento cada vez tienen más fuerza los nostálgicos del fascismo.
El fascismo no es un simple movimiento político surgido en los años 30, sino la expresión de las tendencias más oscuras del ser humano: odio al diferente, al pobre, al excluido. Se alimenta del miedo a la libertad y de un inmaduro apego a la seguridad por encima de la libertad. Las mujeres, los inmigrantes, los trabajadores, los pobres, las personas LGTBI, los animales y otros colectivos vulnerables sufrirán con el ascenso del fascismo en la UE y en Estados Unidos, donde Trump podría ganar las elecciones presidenciales. Al parecer, muchos jóvenes votan a la ultraderecha.
Una generación sin memoria histórica le está dando la espalda a la democracia y demanda gobiernos populistas, pensando que mejorarán sus condiciones de vida. Algo hemos hecho mal los adultos cuando no hemos sabido transmtir la importancia de la libertad, la solidaridad y la tolerancia. Los lamentos no sirven de nada. Hay que hacer autocrítica y averiguar la causas de que un propagador de bulos como Alvise y un demagogo como Abascal hayan aventajado a Podemos y Sumar en el Parlamento Europeo. Las opciones progresistas deben reelaborar su discurso para resultar más convincentes y atractivas. No se trata de renunciar a valores, sino de saber transmitirlos de forma sugerente.
