Pérdidas del GEA y Proantioquia trascendieron de los negocios a la política

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Para nadie es un secreto que “el secreto” del éxito de las empresas del llamado “GEA”, Grupo Empresarial Antioqueño, ha estado en el aprovechamiento de los recursos públicos para sus fines privados y en ello han invertido su capital monetario pero también su capital político durante muchos años.

Ejemplo vivo de ello ha sido el manejo que, antes de la llegada de Daniel Quintero, le dieron a los proyectos a cargo de Empresas Públicas de Medellín, EPM, y que dejaron a varias de sus empresas y empresarios “bien parados” a costas de las pérdidas de la empresa pública.

Por otra parte, las fichas políticas que el GEA ha logrado mover han sido los congresistas antioqueños, todos o casi todos, ligados al uribismo, que han acomodado sus agendas de acuerdo a los intereses de las empresas que han engordado el bolsillo de sus gerentes y presidentes.

Es así como ha sido el caso de Manuel Santiago Mejía, uno de los invitados de primera línea en la reunión que el GEA y Proantiquia, sostienen anualmente con los congresistas electos. Sin embargo, la edición 2022 de este desayuno solamente asistieron 7 de los 29 convocados.

En concreto, a la reunión solamente asistieron los congresistas del Centro Democrático, es decir el señor Guerra, un presentante a la cámara de ese partido y Daniel Carvalho, una carta blanca que ha sido usado también en el concejo por los intereses de las empresas.

Esta situación, estaría poniendo en evidencia que la decadencia del empresariado de esa región, (que nada tiene que ver con el desarrollo de Medellín), no solo se está expresando en las OPA del grupo Gillinsky, sino también con la presencia política que apalancaba sus negocios.

Además, otro de los fuertes cuestionamientos a esta reunión es Manuel Santiago Mejía ya no es bien visto por los asociados de las empresas del GEA dados los manejos dudosos de los recursos de las empresas, sus beneficios personales como el uso de aviones y la multimillonaria indemnización que se llevó antes de retirarse.

Lo cierto es que, tanto Proantioquia, como el GEA, tendrán que ajustar la triada Estado-empresa-academia, reducir sus ganancias y pensar en el bien común antes que su interés privados o aceptar dignamente, que perdieron el poder al que estaban acostumbrados gracias a sus fichas políticas.


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